Cuando algo no funciona con estos personajes ni con aquellos, creo que es señal clara de que lo errado es sistemático. Algunos, no pocos, dirán que es el mexicano, que tenemos algo adentro que es autodestructivo, que nos tiramos a la milonga en lugar de trabajar, que el PRI tiene detenido al país, que no dejamos que los demás logren cosas buenas si van contra nuestros intereses. Todo esto es cierto, pero me parece más consecuencia que causa de los problemas. En México ya vimos que jamás de los jamases lograremos una reforma importante con el mismo sistema. La solución, dicen algunos, es entregarte en cuerpo y alma a la causa y votar todos por el mismo partido. Nomás falta que pidan poderes omnipotentes para el Ejecutivo, pero no vale la pena discutir con esos algunos.
¿Qué nos queda? Ya vimos que si votamos por otro la cosa puede, en el mejor de los casos, cambiar superficialmente, pero el sistema es el mismo. ¿Qué hacemos cuando los que tienen en su poder el cambio responden a los intereses de otras personas y no de los que los pusieron en ese lugar? El voto nulo sirvió para, como dicen en el gabacho, 'shake things up a little bit', y por más 'little bit' que haya sido, creo que es innegable que al menos mediáticamente sí se logró: no se habló de otra cosa en las pasadas elecciones federales. Pero sacudir al sistema con mentadas de madre en las boletas difícilmente llevará a algún lado, al menos que un porcentaje tremendamente improbable haga lo mismo... y aún así habría que ver si los líderes de su partido dan su brazo a torcer. También veo difícil crear lobbies lo suficientemente fuertes como para torcerle el brazo izquierdo a un legislador, cuando tiene a grupos como Televisa, Maseca y cualquier grupo de poder que se les antoje, torciendo el brazo derecho, las dos piernas y, sobre todo, una maleta llena de dinero para el representante del H. Pueblo.
Siempre he sido reacio a creer en el poder de las marchas. Las veo pusilánimes y me parece de lo más patético creer que vistiéndote de blanco y portando una vela lograrías conmover a delincuentes y autoridades por igual -o a las autoridades que a la vez son los delincuentes- para que por fin 'le bajen' y hagan algo. Sin embargo viendo el poder que tienen las manifestaciones públicas en otros países, creo que el problema no son las marchas ni los que marcharon: somos los que no marchamos... pero también el propósito de las mismas. Sin llegar a la violencia, creo que deben de ser más agresivas, con fines más claros, buscando respuestas inmediatas y no tratando de convertir los corazones de los despistados. Marchas al grano. ¿Qué más nos queda que regresar a las calles? Entre que sucede una cosa y la otra, yo volveré a anular mi voto.