El mundo parece estar cambiando otra vez. Más allá de los constantes cambios siempre presentes a lo largo de la historia de la humanidad, el aparente fortalecimiento de la democracia norteamericana, la separación de Kosovo y más recientemente el retiro de Fidel Castro son las noticias más importantes. En América Latina, por obvias razones, la que ha tenido más eco es la relacionada con la Cuba. Sin embargo, realmente se está acabando una época? No lo podemos saber por lo pronto. Hay quienes dicen que el sistema político cubano seguirá, otros que depende de Fidel para su funcionamiento. Yo soy de esta última idea. Sin embargo no creo que se colapsará de manera inmediata.
En Cuba existe una élite política que hará lo posible por mantener los privilegios adquiridos a lo largo de la dictadura. Para ello, ante la falta de Castro les será necesario llevar reformas progresivas que abran el sistema cubano, empezando por el lado económico. Recordemos que el otrora presidente cubano sigue vivo, por lo que esto todavía no empieza. El tirano sigue teniendo su presencia política desde su cama.
Por otro lado, ya no sorprende la poca calidad moral y falta de honestidad intelectual de diferentes medios e intelectuales en el continente. Lanzaban campanas al vuelo por las muertes de Pinochet, Stroessner y otros dictadores latinoamericanos. Y con justa razón. Sin embargo, ahora lloran al igualmente sanguinario pero infinitamente más longevo comandante. Probablemente ante su inminente muerte veremos una versión renovada de la Oda a Fidel, tan popular en su tiempo con su contraparte José Stalin. Poemas, canciones, artículos y alguna que otra marimba nos recordarán de lo noble que fue, de su valentía, de cómo enfrentó al imperialismo, de cómo los cubanos le deben su felicidad. Creo que tengo el castigo perfecto para esos farsantes: hay que enviarlos a vivir a Cuba.
En Cuba existe una élite política que hará lo posible por mantener los privilegios adquiridos a lo largo de la dictadura. Para ello, ante la falta de Castro les será necesario llevar reformas progresivas que abran el sistema cubano, empezando por el lado económico. Recordemos que el otrora presidente cubano sigue vivo, por lo que esto todavía no empieza. El tirano sigue teniendo su presencia política desde su cama.
Por otro lado, ya no sorprende la poca calidad moral y falta de honestidad intelectual de diferentes medios e intelectuales en el continente. Lanzaban campanas al vuelo por las muertes de Pinochet, Stroessner y otros dictadores latinoamericanos. Y con justa razón. Sin embargo, ahora lloran al igualmente sanguinario pero infinitamente más longevo comandante. Probablemente ante su inminente muerte veremos una versión renovada de la Oda a Fidel, tan popular en su tiempo con su contraparte José Stalin. Poemas, canciones, artículos y alguna que otra marimba nos recordarán de lo noble que fue, de su valentía, de cómo enfrentó al imperialismo, de cómo los cubanos le deben su felicidad. Creo que tengo el castigo perfecto para esos farsantes: hay que enviarlos a vivir a Cuba.
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