El pasado 4 de noviembre se hizo historia. Sucedió lo que para muchos era impensable o en el mejor de los casos, improbable. No sólo ganó la presidencia de los EEUU un negro (en realidad es mulato) sino que su nombre es Barack Hussein Obama, un claro indicador no sólo de su etnicidad sino que no es un nombre familiar para el mundo occidental. El mundo entero ha caído en la euforia de la elección, algo nunca antes visto con respecto a una elección presidencial norteamericana.
La elección fue sin duda histórica. Dejando de lado la obviedad física del próximo presidente, también sus ideas políticas entran como aire fresco a la desgastada política federal norteamericana, la cual ha sido controlada los últimos ocho años por el grupo neoconservador liderado por figuras como Dick Cheney y, por supuesto, el presidente George W. Bush.
Obama y su equipo de colaboradoras tomarán las riendas de un país desgastado, en medio de dos guerras, una crisis financiera histórica y un descrédito internacional no visto desde la postguerra. Buena parte del discurso de Obama se centró en su postura en contra de la guerra en Irak y su intención de retirar las tropas. Si bien no parece posible hacerlo de manera inmediata, no es una propuesta que le sea imposible de cumplir.
Por otro lado, hay otros problemas que probablemente no se esperaba al empezar su campaña y candidatura. La crisis financiera en la que está atrapada el país y con él el resto del mundo, no parece que vaya a solucionarse en el mediano plazo. Aquí lo interesante será revisar cuál será la política económica de su gobierno. Siguiendo su discurso, hay razones de peso para pensar que la política económica de la nueva administración será más intervencionista y si bien no se caerá en un proteccionismo rampante, ciertamente no están por un comercio internacional sin barreras. Sin embargo, la experiencia histórica nos indica que esto no necesariamente será así.
No es sorpresa alguna para nadie con cualquier tipo de entendimiento sobre política y gobierno que una cosa es el discurso, otra es la práctica política. Tradicionalmente en los EEUU los republicanos se han presentado ante el electorado como los defensores del libre mercado, mientras que los demócratas siempre han estado más por un estado más participativo en la economía, así como en la defensa de políticas de subsidio y mayor inversión pública. Ciertamente ha sido esto último la postura de Obama como candidato. Sin embargo tengo mis dudas que sea la misma como presidente.
Revisando los dos antecedentes inmediatos (las administraciones Clinton y Bush), podemos encontrar algunos factores fuertemente contradictorios con las posturas originales tanto de los partidos como de los presidentes cuando candidatos. Por un lado, la administración Clinton dejó un superávit histórico en el país, mientras que la administración en turno se retirará con el peor déficit en la historia, al mismo tiempo que algunas políticas proteccionistas, como los polémicos subsidios en el campo, han perdurado.
Algunos especuladores ya han hablado sobre posibles puestos en el gabinete de Obama. De llamar la atención es la mención de Paul Volcker, quien trabajó en la administración Reagan (el actual paradigma del éxito republicano en la presidencia, quien, irónicamente, en su momento subió impuestos) en la Reserva Federal, así como la posible inclusión de Colin Powell, lo que nos puede indicar que su gobierno será más de carácter bipartidista que un cambio radical en la administración pública.
A México le preocupan dos asuntos con respecto a las relaciones con los EEUU: el primero es el TLCAN y el segundo es la reforma migratoria. Siguiendo la lógica partidista y el discurso político, así como la creencia popular, el Tratado de Libre Comercio se revisaría o, poniendo un poco de atención a la paranoia, se eliminaría. Lo primero es probable, lo segundo no lo creo. Hay motivos de peso para pensarlo. No olvidemos que el tratado comercial fue firmado por una administración demócrata y fuertemente criticado por los republicanos en su momento.
En lo que respecta a la reforma migratoria, el imaginario colectivo mexicano tiene por entendido que son los demócratas quienes están a favor de ella, mientras que los republicanos conservadores son los que oponen a una. Esto no necesariamente es así. No olvidemos que la última reforma migratoria fue llevada a cabo durante la administración Reagan con la firma de la Ley de Control y Reforma Migratoria, la cual implicaba una amnistía para millones de migrantes mexicanos, mientras que por otro lado fue la administración Clinton quien comenzó la polémica Operación Guardián en la frontera San Diego-Tijuana.
Entonces, ¿qué le espera al mundo con Obama? Creo que sería un error pretender conocer la política norteamericana para los próximos cuatro años basándonos únicamente en el discurso. La experiencia histórica nos ha enseñado que no necesariamente va de la mano con la política aplicada. Lo que ciertamente es una realidad, es que un cambio en la política norteamericana se asoma por el camino. Falta revisar que el carácter histórico de esta elección no haya quedado en el protocolo electoral y pueda pasar al ámbito de lo público. Tanto EEUU como el mundo lo necesita.
La elección fue sin duda histórica. Dejando de lado la obviedad física del próximo presidente, también sus ideas políticas entran como aire fresco a la desgastada política federal norteamericana, la cual ha sido controlada los últimos ocho años por el grupo neoconservador liderado por figuras como Dick Cheney y, por supuesto, el presidente George W. Bush.
Obama y su equipo de colaboradoras tomarán las riendas de un país desgastado, en medio de dos guerras, una crisis financiera histórica y un descrédito internacional no visto desde la postguerra. Buena parte del discurso de Obama se centró en su postura en contra de la guerra en Irak y su intención de retirar las tropas. Si bien no parece posible hacerlo de manera inmediata, no es una propuesta que le sea imposible de cumplir.
Por otro lado, hay otros problemas que probablemente no se esperaba al empezar su campaña y candidatura. La crisis financiera en la que está atrapada el país y con él el resto del mundo, no parece que vaya a solucionarse en el mediano plazo. Aquí lo interesante será revisar cuál será la política económica de su gobierno. Siguiendo su discurso, hay razones de peso para pensar que la política económica de la nueva administración será más intervencionista y si bien no se caerá en un proteccionismo rampante, ciertamente no están por un comercio internacional sin barreras. Sin embargo, la experiencia histórica nos indica que esto no necesariamente será así.
No es sorpresa alguna para nadie con cualquier tipo de entendimiento sobre política y gobierno que una cosa es el discurso, otra es la práctica política. Tradicionalmente en los EEUU los republicanos se han presentado ante el electorado como los defensores del libre mercado, mientras que los demócratas siempre han estado más por un estado más participativo en la economía, así como en la defensa de políticas de subsidio y mayor inversión pública. Ciertamente ha sido esto último la postura de Obama como candidato. Sin embargo tengo mis dudas que sea la misma como presidente.
Revisando los dos antecedentes inmediatos (las administraciones Clinton y Bush), podemos encontrar algunos factores fuertemente contradictorios con las posturas originales tanto de los partidos como de los presidentes cuando candidatos. Por un lado, la administración Clinton dejó un superávit histórico en el país, mientras que la administración en turno se retirará con el peor déficit en la historia, al mismo tiempo que algunas políticas proteccionistas, como los polémicos subsidios en el campo, han perdurado.
Algunos especuladores ya han hablado sobre posibles puestos en el gabinete de Obama. De llamar la atención es la mención de Paul Volcker, quien trabajó en la administración Reagan (el actual paradigma del éxito republicano en la presidencia, quien, irónicamente, en su momento subió impuestos) en la Reserva Federal, así como la posible inclusión de Colin Powell, lo que nos puede indicar que su gobierno será más de carácter bipartidista que un cambio radical en la administración pública.
A México le preocupan dos asuntos con respecto a las relaciones con los EEUU: el primero es el TLCAN y el segundo es la reforma migratoria. Siguiendo la lógica partidista y el discurso político, así como la creencia popular, el Tratado de Libre Comercio se revisaría o, poniendo un poco de atención a la paranoia, se eliminaría. Lo primero es probable, lo segundo no lo creo. Hay motivos de peso para pensarlo. No olvidemos que el tratado comercial fue firmado por una administración demócrata y fuertemente criticado por los republicanos en su momento.
En lo que respecta a la reforma migratoria, el imaginario colectivo mexicano tiene por entendido que son los demócratas quienes están a favor de ella, mientras que los republicanos conservadores son los que oponen a una. Esto no necesariamente es así. No olvidemos que la última reforma migratoria fue llevada a cabo durante la administración Reagan con la firma de la Ley de Control y Reforma Migratoria, la cual implicaba una amnistía para millones de migrantes mexicanos, mientras que por otro lado fue la administración Clinton quien comenzó la polémica Operación Guardián en la frontera San Diego-Tijuana.
Entonces, ¿qué le espera al mundo con Obama? Creo que sería un error pretender conocer la política norteamericana para los próximos cuatro años basándonos únicamente en el discurso. La experiencia histórica nos ha enseñado que no necesariamente va de la mano con la política aplicada. Lo que ciertamente es una realidad, es que un cambio en la política norteamericana se asoma por el camino. Falta revisar que el carácter histórico de esta elección no haya quedado en el protocolo electoral y pueda pasar al ámbito de lo público. Tanto EEUU como el mundo lo necesita.
1 comment:
bien, entendible, creo que pudiste decir m'as, mas que mera revision historica a manera de monografia, o una wiki, no vendria mal mas analisis en su politicas y del real problema economico en que se encuentra inmersos. aunado a las medidas politicas que se tomaran debido a la situacion eocnomica mundial, y sobre quienes integran su gabinete, es interesante pero creo que el problema de fondo es otro hasta el momento, crisis en las empresas automotrices, hipotecas y otras cosas que creo que bien sabes cuales son.
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