Tuesday, October 09, 2007

Che destino

Por: Fernando Rivera Calderón

Parece que el requisito para pasar a la historia no es tanto tener ideales, sino el que tengas que matar y morir por ellos. Ernesto Guevara de la Serna, mejor conocido como el Che, cumplió a cabalidad con ambos requisitos: murió hace cuarenta años en Bolivia ajusticiado por “los enemigos de la revolución” y antes de eso no dudó en matar con mano firme a quienes creyó que la traicionaban, pero claro, nadie lo llama asesino, como nadie llama asesino a Raúl Castro, el hermano de Fidel, que sin duda mató a más personas durante la famosa revolución a la que tanto le cantan los poetas.
Por el contrario, al Che se le rinde tributo como si fuera un poeta, con su mirada en el horizonte como lo retrató Alberto Korda, mirando hacia la libertad, hacia la Patria o la Muerte, esos conceptos tan cercanos entre sí.
Para quienes lo veneran es un revolucionario sin defectos, incluso hasta su esposa le perdonó el abandono con todo e hijos porque él estaba “construyendo un país” y ejecutando a quienes no compartían su idea de Cuba.
A sus hijos les dejó una carta muy bonita donde les explicaba lo importante de su lucha que, al final, ni liberó a nadie, ni revolucionó nada, por el contrario, ayudó a construir los cimientos de una de las dictaduras más largas en el continente americano.
Y es que aunque a las mujeres les encante por encarnar al “muchacho de los ojos tristes” y en las películas lo pongan como un Gaelcito en motocicleta, el Che tenía sus impulsos tiránicos que me hacen pensar que quería derrocar a un imperio básicamente para instaurar otro igual o tal vez un poco peor, por eso Ernesto admiraba el radicalismo de la China de Mao (¿quién no ama a Mao?) y se lamentó amargamente cuando los rusos retiraron de Cuba sus misiles nucleares, mismos a los que pensaba darles uso. Por eso, cuando tenía el poder de su lado cometía los mismos abusos que sus enemigos, como cuando ordenó fusilar a 70 soldados de frente a la fosa común que había
mandado hacer para darles cubana sepultura.
Tal vez por eso la “revolución” no cuajó e incluso se pudrió convertida en lo que ahora es, y tal vez por eso el Che se convirtió en un guerrillero itinerante, fabricante de guerrillas a domicilio; tal vez por eso fue traicionado y asesinado y convertido en mártir. Y tal vez por eso su rostro combativo y romántico, ese rostro que ha provocado tantos sueños húmedos en las más combativas mujeres de la izquierda, ha terminado como un tatuaje en el brazo gordo de Maradona, o en infinidad de camisetas y carteles publicitarios.
Y es que al final el Che empezó a hacer con sus convicciones políticas y revolucionarias lo mismo que hacía su ídolo Cantinflas con las palabras:
comenzó a cantinflear, y como Cabrundo Fecal, ni fue de aquí ni fue de allá y terminó queriendo hacer algo que ya se le había ocurrido al PRI: institucionalizar la revolución.
Por eso no me considero ni admirador ni devoto del Che Guevara ni estoy seguro de que la nobleza de sus ideales impolutos sea capaz de borrar sus
excesos y sus crímenes de guerra, aunque muchos de los poetas que admiro se hayan ido con la finta y escriban lo contrario ensalzando las virtudes del
mártir y el compromiso continental de nuestro Jesucristo latinoamericano, con boina y fusil.
Hace unos días, por cierto, Aleida y Camilo, sus dos hijos mayores visitaron Irán, ese país en el que, según su presidente Mahmud Ahmadinejad, no hay gays. Dicha nación que asegura seguir los pasos revolucionarios del Che Guevara recibió con honores a los descendientes del guerrillero y ellos, en agradecimiento, le rindieron tributo al fundador de la República Islámica, el imán Jomeini, visitando su mausoleo.
Ora sí que Dios o Alá los hace... y ellos se juntan.

3 comments:

Anonymous said...

Simplemente me pareces q sabes expresarte y q tienes un pensamiento elaborado muy propio de ti. Es decir, q no está influenciado por lo q dicen los medios sino deducido por loq ellos dicen. Y eso es muy bueno.

kytaro said...

Así es mi buen cefaz; la Intelligentsia latina aún le rinde culto como si en realidad fuera el héroe que América Letrina esperaba.

Por cierto en otro lado discutía con un tipo que dice que sin el Che los regímenes latinos no se hubieran acabado.

Davo Valdés said...

Creo que el Che mas que nada fue un ser humano como cualquier otro. Tal vez un poco mas asesino, mas irreverente, mas polemico y nunca se quedo callado.