El caso de la corporativa Pascual es ya muy conocido. Un caso de expropiación contra un caso de amparo. La corte falla a favor del amparo. En esta columna de Sergio Sarmiento se narra bien algo del caso, por lo que no voy a entrar en detalles. Lo importante de aquí es que después de la resolución de la corte, el candidato del PRD a la presidencia de la república, Andrés Manuel López Obrador dijo que "corte había actuado mal, que no actuaba con sensibilidad social". Creo que está fuera de discusión cuál es el papel de un tribunal de justicia, el cual no es otro que aplicar la ley, pero para el popular personaje no lo es.
Pero eso no es lo principal del asunto. El problema es la poca coherencia que se maneja con el nuevo problema que se sucita sobre el hotel María Isabel Sheraton en la Ciudad de México. Después de todo el problema ocurrido con los cubanos, la SRE y el gobierno federal, la delegación decide clausurar el lugar por motivos como:
-Los cajones del estacionamiento no son suficientes.
-Los menú no incluyen opción Braille.
-Que sí tienen un Programa de Protección Civil, pero no está autorizado por la delegación.
-3 mil metros de más de construcción
-Que los bares no tienen licencia (2)
-Que no cuentan con salida de emergencia con sistema de apertura rápida
Aquí se abren dos preguntas: la primera es ¿Realmente cumplen con esos requisitos los demás inmuebles de la "ciudad de la esperanza"? ¿Por qué con Pascual sí y con el Sheraton no? Los dos tienen muchos empleados. Voy a tratar de contestar ambas preguntas. A la primera pregunta creo que un rotundo no. Por lo regular la reglamentación mexicana es cercana a lo ridículo, es sólo un intento más de la burocraca de darse más importancia de la que deberían de tener. Considerando que el Sheraton es uno de los hoteles más prestigiados que hay, suena poco probable que otros de igual o menor calidad sí cuenten con todo lo demandado por la H. Delegación.
La segunda pregunta es aún más sencilla: Pascual sí porque representa una ventaja política y Sheraton no porque también representa una ventaja política. A la vieja usanza priista, el PRD siempre ha tenido buena relación con los sindicatos en los lugares donde gobiernan, dándoles a éstos votos de favor que el resto de los mortales no tenemos. Ese es el caso de la Cooperativa Pascual. En el caso del Sheraton se usa todo un discurso de la soberanía nacional y la siempre afrenta que representa para la pobre nación mexicana el malvado imperio norteamericano. Si a esto le añadimos que el problema tiene que ver con la romántica y paradisiaca Cuba, pues se cocina un perfecto caldo de oportunidad política para cerrar el lugar bajo cualquier motivo, así quedan ante la ciudadanía como los verdaderos defensores de la patria. Pero lo hipócrita del asunto es que cientos de personas acabarán desempleadas por la acción del GDF, que ahora se escuda bajo el lema de "aplicación de la ley sin miramientos" cuando hace poco era más importante la "sensibilidad social".
La ley tiene que ser aplicada y punto. Pero cuando una ley es estúpida lo más probable es que esa ley va a ser violada constantemente. Sí, tiene que ser aplicada la ley con el Sheraton. Pero también se necesita que en este país se reconozca y se proteja la propiedad privada, que incluye el negarle el acceso a quien se te de la gana, condición necesaria para el funcionamiento de la economía y seguridad para el inversionista.
Pero eso no es lo principal del asunto. El problema es la poca coherencia que se maneja con el nuevo problema que se sucita sobre el hotel María Isabel Sheraton en la Ciudad de México. Después de todo el problema ocurrido con los cubanos, la SRE y el gobierno federal, la delegación decide clausurar el lugar por motivos como:
-Los cajones del estacionamiento no son suficientes.
-Los menú no incluyen opción Braille.
-Que sí tienen un Programa de Protección Civil, pero no está autorizado por la delegación.
-3 mil metros de más de construcción
-Que los bares no tienen licencia (2)
-Que no cuentan con salida de emergencia con sistema de apertura rápida
Aquí se abren dos preguntas: la primera es ¿Realmente cumplen con esos requisitos los demás inmuebles de la "ciudad de la esperanza"? ¿Por qué con Pascual sí y con el Sheraton no? Los dos tienen muchos empleados. Voy a tratar de contestar ambas preguntas. A la primera pregunta creo que un rotundo no. Por lo regular la reglamentación mexicana es cercana a lo ridículo, es sólo un intento más de la burocraca de darse más importancia de la que deberían de tener. Considerando que el Sheraton es uno de los hoteles más prestigiados que hay, suena poco probable que otros de igual o menor calidad sí cuenten con todo lo demandado por la H. Delegación.
La segunda pregunta es aún más sencilla: Pascual sí porque representa una ventaja política y Sheraton no porque también representa una ventaja política. A la vieja usanza priista, el PRD siempre ha tenido buena relación con los sindicatos en los lugares donde gobiernan, dándoles a éstos votos de favor que el resto de los mortales no tenemos. Ese es el caso de la Cooperativa Pascual. En el caso del Sheraton se usa todo un discurso de la soberanía nacional y la siempre afrenta que representa para la pobre nación mexicana el malvado imperio norteamericano. Si a esto le añadimos que el problema tiene que ver con la romántica y paradisiaca Cuba, pues se cocina un perfecto caldo de oportunidad política para cerrar el lugar bajo cualquier motivo, así quedan ante la ciudadanía como los verdaderos defensores de la patria. Pero lo hipócrita del asunto es que cientos de personas acabarán desempleadas por la acción del GDF, que ahora se escuda bajo el lema de "aplicación de la ley sin miramientos" cuando hace poco era más importante la "sensibilidad social".
La ley tiene que ser aplicada y punto. Pero cuando una ley es estúpida lo más probable es que esa ley va a ser violada constantemente. Sí, tiene que ser aplicada la ley con el Sheraton. Pero también se necesita que en este país se reconozca y se proteja la propiedad privada, que incluye el negarle el acceso a quien se te de la gana, condición necesaria para el funcionamiento de la economía y seguridad para el inversionista.