Saturday, June 05, 2010

Panbolero Escutia

Siempre sucede lo mismo. Cuando la Selección va a jugar un torneo importante, no se diga el Mundial de futbol, la gente está un poco más sensible que lo de costumbre. La Verde se vuelve intocable e inmune a la crítica cuando gana algún juego, inclusive si es un amistoso previo al torneo. No sólo eso, quien hace la crítica se convierte en una quinta columna para el progreso del país, en un vendepatrias y, por supuesto, en un malinchista que bien podría empezar a hacer sus maletas. Mezclar sentimientos nacionales a ese nivel con un deporte que más bien debería de enfocar la pasión hacia otras cosas me parece, está por demás decirlo, una soberana estupidez. Pero creo que puedo vivir con ello.

Algo así sucede en cierta medida en todos los países. Se representa de diferentes formas y por diferentes medios, a veces más o a veces menos civilizado, pero el patrioterismo sale a florecer con las gestas deportivas. Si bien es generalmente pacífico en ocasiones sí puede llegar a ser violentos. Hooligans partiéndole la madre a la afición de otro país, skins alemanes haciendo lo propio... recuerdo esas imágenes de Francia 98. Intolerable todo, pero viendo cómo nos hemos portado como civilización en los últimos 2000 años, no nos va tan mal. No hace tanto, en el mismo siglo donde nacimos todos los humanos que tenemos edad suficiente para haber terminado la primaria, el nacionalismo exacerbado -entre otros factores- nos llevó a dos guerras mundiales en menos de cuatro décadas. Hoy la delantera de Alemania es polaca y pueden jugar contra los rusos un partido a muerte donde en realidad no se muere nadie. Hace 65 años entre esas tres naciones pusieron en apenas 4 años y medio alrededor de 35 millones de vidas.

Convivir el día a día con tarados que hacen de un deporte como el futbol un asunto de orgullo y dignidad nacional es pesado, pero vamos, viendo la naturaleza salvaje y bastante pendeja que todavía poseemos creo que salimos ganando si ésta se canaliza en cuatro partidos cada cuatro años.

2 comments:

Erick Alessandrini said...

Al menos ya no nos quitamos corazones en un altar

Erick Alessandrini said...

Al menos ya no nos quitamos corazones en un altar