Friday, October 12, 2007

Día de la raza

Unos alumnos me comentaban en la clase que 'es que los españoles vinieron y nos conquistaron' o que 'es mentira que nos descubrió Colón puesto que ya estábamos aquí'. Lo que les dije fue un "¿nos?" así como "¿estábamos?". Obviamente no me refiero a la cuestión temporal, sobre que 'no estuvimos en cuerpo presente ante tale eventos'. No. Me refiero al factor cultural, social, étnico e histórico.

Nunca me gustó el título de la celebración: la RAZA. Los antecedentes en festejar la raza no son precisamente positivimos en la historia de la humanidad. Sin embargo creo que hay que rescatar algo que me parece ha sido hecho a un lado sistemáticamente: la raza mexicana (cultural e históricamente hablando; el factor étnico me parece obvio y secundario) es un híbrido principalmente indígena y español, es decir, no vinieron a conquistarnos ni a descubrirnos: somos producto de aquel encuentro, guerra, intercambio, vejación o como le quieran llamar, ése es otro asunto.

Puede parecer obvio, sin embargo viéndolo en la práctica no lo es. Se sigue insistiendo sobre ese carácter casado con lo local, con el territorio, en lugar de inculcarlo en base a la historia. Una vez me comentó una amiga española que un tipo le reclamó que 'sus antepasados vinieron a robar, saquear y violar a las culturas de aquí' y no sé qué más estupideces, a lo que mi amiga simplemente le contestó: "te equivocas, fueron TUS antepasados, los míos están enterrados en España". Mucho se ha discutido sobre nuestra identidad, sobre nuestra esencia. Como mexicanos creo que vale la pena reconocer como parte de nuestra identidad el factor indígena, así como nuestra herencia (mucho más evidente y permanente) hispánica, tanto de Acamapixtli, como del Cid. Al menos creo que es más productivo eso que enfrascarse, hoy 12 de octubre, en que si debemos de celebrar esta fecha o no.

Tuesday, October 09, 2007

Che destino

Por: Fernando Rivera Calderón

Parece que el requisito para pasar a la historia no es tanto tener ideales, sino el que tengas que matar y morir por ellos. Ernesto Guevara de la Serna, mejor conocido como el Che, cumplió a cabalidad con ambos requisitos: murió hace cuarenta años en Bolivia ajusticiado por “los enemigos de la revolución” y antes de eso no dudó en matar con mano firme a quienes creyó que la traicionaban, pero claro, nadie lo llama asesino, como nadie llama asesino a Raúl Castro, el hermano de Fidel, que sin duda mató a más personas durante la famosa revolución a la que tanto le cantan los poetas.
Por el contrario, al Che se le rinde tributo como si fuera un poeta, con su mirada en el horizonte como lo retrató Alberto Korda, mirando hacia la libertad, hacia la Patria o la Muerte, esos conceptos tan cercanos entre sí.
Para quienes lo veneran es un revolucionario sin defectos, incluso hasta su esposa le perdonó el abandono con todo e hijos porque él estaba “construyendo un país” y ejecutando a quienes no compartían su idea de Cuba.
A sus hijos les dejó una carta muy bonita donde les explicaba lo importante de su lucha que, al final, ni liberó a nadie, ni revolucionó nada, por el contrario, ayudó a construir los cimientos de una de las dictaduras más largas en el continente americano.
Y es que aunque a las mujeres les encante por encarnar al “muchacho de los ojos tristes” y en las películas lo pongan como un Gaelcito en motocicleta, el Che tenía sus impulsos tiránicos que me hacen pensar que quería derrocar a un imperio básicamente para instaurar otro igual o tal vez un poco peor, por eso Ernesto admiraba el radicalismo de la China de Mao (¿quién no ama a Mao?) y se lamentó amargamente cuando los rusos retiraron de Cuba sus misiles nucleares, mismos a los que pensaba darles uso. Por eso, cuando tenía el poder de su lado cometía los mismos abusos que sus enemigos, como cuando ordenó fusilar a 70 soldados de frente a la fosa común que había
mandado hacer para darles cubana sepultura.
Tal vez por eso la “revolución” no cuajó e incluso se pudrió convertida en lo que ahora es, y tal vez por eso el Che se convirtió en un guerrillero itinerante, fabricante de guerrillas a domicilio; tal vez por eso fue traicionado y asesinado y convertido en mártir. Y tal vez por eso su rostro combativo y romántico, ese rostro que ha provocado tantos sueños húmedos en las más combativas mujeres de la izquierda, ha terminado como un tatuaje en el brazo gordo de Maradona, o en infinidad de camisetas y carteles publicitarios.
Y es que al final el Che empezó a hacer con sus convicciones políticas y revolucionarias lo mismo que hacía su ídolo Cantinflas con las palabras:
comenzó a cantinflear, y como Cabrundo Fecal, ni fue de aquí ni fue de allá y terminó queriendo hacer algo que ya se le había ocurrido al PRI: institucionalizar la revolución.
Por eso no me considero ni admirador ni devoto del Che Guevara ni estoy seguro de que la nobleza de sus ideales impolutos sea capaz de borrar sus
excesos y sus crímenes de guerra, aunque muchos de los poetas que admiro se hayan ido con la finta y escriban lo contrario ensalzando las virtudes del
mártir y el compromiso continental de nuestro Jesucristo latinoamericano, con boina y fusil.
Hace unos días, por cierto, Aleida y Camilo, sus dos hijos mayores visitaron Irán, ese país en el que, según su presidente Mahmud Ahmadinejad, no hay gays. Dicha nación que asegura seguir los pasos revolucionarios del Che Guevara recibió con honores a los descendientes del guerrillero y ellos, en agradecimiento, le rindieron tributo al fundador de la República Islámica, el imán Jomeini, visitando su mausoleo.
Ora sí que Dios o Alá los hace... y ellos se juntan.

Wednesday, October 03, 2007

Medio Oriente

Irán, Israel, Syria, Irak. Todos estos países en el ojo del huracán, todo parece indicar que el conflicto bélico en Irak ya tendrá acompañante para el 2008 y será entre Israel e Irán. Los israelitas están convencidos de que los iraníes, con su polémico presidente Mahmoud Ahmanedijad, están creando una industria nuclear con fines bélicos. Yo en lo personal veo difícil que, aunque Irán esté efectivamente desarrollando una bomba atómica, decidan atacar a Israel (para empezar ¿cómo?).

Para el próximo año, en vista de que los iraníes no pararán con su desarrollo de uranio, Israel terminará por bombardear las instalaciones nucleares de Irán. A partir de esto, es improbable que haya guerra en el sentido de que Irán no puede (físicamente) atacar a Israel en represalia: la geografía se lo impide. Sin embargo, el terrorismo sí puede intensificarse, no sólo contra Israel sino contra los EEUU, ya que los primeros no encontrarán diferencia entre los israelitas y los norteamericanos. En este sentido, veo como posible que la Casa Blanca encuentre una justificación para invadir Irán. En esa situación, la cosa se arma en serio.