Mucho se ha escrito sobre el tema de los plurinominales y la reelección legislativa. No aspiro a reinventar la rueda y a dirigir la discusión hacia puntos jamás comentados. Voy a hacer una breve reseña de los puntos principales del debate y, por supuesto, mi opinión al respecto.
Los plurinominales aparecieron en una época en la que el sistema priista era dueño de la política nacional. En un intento de hacerle un escape a la olla de presión y en medio de una crisis política y económica, el gobierno permite la representación proporcional, es decir, que un partido esté representado en el congreso de acuerdo al número de votos que obtuvieron, aun cuando no hayan ganado la elección. Esto tuvo todo el sentido del mundo en el momento y circunstancia en la que se aplicó. Sin duda permitió una mayor pluralidad en un mundo político hasta entonces monopolizado por el grupo ganón de la Revolución mexicana.
Ahora ya es distinto y es completamente debatible si todavía deben de existir. Con una tercera parte de la población, México tiene 200 diputados más que los EEUU (quien tiene 300 contra los 500 en este país). Es de cuestionarse si hoy en día esos diputados por representación en verdad representan a alguien, aunque siendo honestos lo mismo puede decirse de los que sí fueron electos. Esto nos lleva al siguiente tema.
La reelección, como bien sabemos, es un tabú en la polaca nacional tan sólo superado por la privatización. Aun así ya tenemos varios ejemplos históricos de privatizaciones, particularmente durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. La reelección, a pesar de varios intentos legislativos, quedó en un romántico “no”. Digo romántico porque escuché a varios senadores hablar del “millón de muertos que dieron su vida por la no-reelección”. Convenientemente se le olvidó al mentado senador y senadora que la Revolución mexicana no fue causada por la reelección sino por la falta de una elección. Pero bueno, el conocimiento de la historia (o de cualquier cosa para fines prácticos) no es uno de los fuertes de los políticos mexicanos.
¿Cuál es el argumento a favor de la reelección? Bueno, aparte de que México es uno de los pocos países –de los que se hacen llamar democráticos- en el mundo que no la permiten. Por algo de ser. Se me ocurre una cosa: la representación. Más allá de la evidente necesidad de tener una continuidad en el gobierno (tres años para un diputado y un alcalde es risible, la posibilidad de proyectos a mediano y largo plazo está por ello descartada), la relación principal de un representante popular debe de ser con quienes lo eligieron. Al no existir la reelección, los diputados están sujetos a los designios de los líderes de los partidos ya que en apenas unos años quedarían desempleados, sólo a la espera del próximo hueso a roer. Sin embargo con la reelección podríamos suponer que habría un incentivo para tener más relación con el electorado y, por qué no, hacer un mejor trabajo. Si los ciudadanos están de acuerdo con el desempeño de x político, que siga, si no, el que sigue. Sin embargo el sistema actual prohíbe eso terminantemente.
De haber reelección los legisladores ya no estarían sujetos completamente a la voluntad de los dueños de los partidos, llámese líder de bancada, poderoso gobernador o inclusive el propio Presidente de la República. Definitivamente uno de los grandes tabús y mitos de éste y el pasado siglo.
Estoy convencido de que la reelección sería un paso adelante en la reforma política tan necesaria para el país. En una de esas hasta los plurinominales se volverían un poco más democráticos en lugar de depender de un mero dedazo. Total, para ellos la reelección ya existe, ¿o acaso no hemos visto a los mismos brincar de San Lázaro al senado y de vuelta una y otra vez? ¿Se atreverán a poner la reelección en mano de los electores ciudadanos en lugar de en manos de los propios partidos? Lo dudo.
Los plurinominales aparecieron en una época en la que el sistema priista era dueño de la política nacional. En un intento de hacerle un escape a la olla de presión y en medio de una crisis política y económica, el gobierno permite la representación proporcional, es decir, que un partido esté representado en el congreso de acuerdo al número de votos que obtuvieron, aun cuando no hayan ganado la elección. Esto tuvo todo el sentido del mundo en el momento y circunstancia en la que se aplicó. Sin duda permitió una mayor pluralidad en un mundo político hasta entonces monopolizado por el grupo ganón de la Revolución mexicana.
Ahora ya es distinto y es completamente debatible si todavía deben de existir. Con una tercera parte de la población, México tiene 200 diputados más que los EEUU (quien tiene 300 contra los 500 en este país). Es de cuestionarse si hoy en día esos diputados por representación en verdad representan a alguien, aunque siendo honestos lo mismo puede decirse de los que sí fueron electos. Esto nos lleva al siguiente tema.
La reelección, como bien sabemos, es un tabú en la polaca nacional tan sólo superado por la privatización. Aun así ya tenemos varios ejemplos históricos de privatizaciones, particularmente durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. La reelección, a pesar de varios intentos legislativos, quedó en un romántico “no”. Digo romántico porque escuché a varios senadores hablar del “millón de muertos que dieron su vida por la no-reelección”. Convenientemente se le olvidó al mentado senador y senadora que la Revolución mexicana no fue causada por la reelección sino por la falta de una elección. Pero bueno, el conocimiento de la historia (o de cualquier cosa para fines prácticos) no es uno de los fuertes de los políticos mexicanos.
¿Cuál es el argumento a favor de la reelección? Bueno, aparte de que México es uno de los pocos países –de los que se hacen llamar democráticos- en el mundo que no la permiten. Por algo de ser. Se me ocurre una cosa: la representación. Más allá de la evidente necesidad de tener una continuidad en el gobierno (tres años para un diputado y un alcalde es risible, la posibilidad de proyectos a mediano y largo plazo está por ello descartada), la relación principal de un representante popular debe de ser con quienes lo eligieron. Al no existir la reelección, los diputados están sujetos a los designios de los líderes de los partidos ya que en apenas unos años quedarían desempleados, sólo a la espera del próximo hueso a roer. Sin embargo con la reelección podríamos suponer que habría un incentivo para tener más relación con el electorado y, por qué no, hacer un mejor trabajo. Si los ciudadanos están de acuerdo con el desempeño de x político, que siga, si no, el que sigue. Sin embargo el sistema actual prohíbe eso terminantemente.
De haber reelección los legisladores ya no estarían sujetos completamente a la voluntad de los dueños de los partidos, llámese líder de bancada, poderoso gobernador o inclusive el propio Presidente de la República. Definitivamente uno de los grandes tabús y mitos de éste y el pasado siglo.
Estoy convencido de que la reelección sería un paso adelante en la reforma política tan necesaria para el país. En una de esas hasta los plurinominales se volverían un poco más democráticos en lugar de depender de un mero dedazo. Total, para ellos la reelección ya existe, ¿o acaso no hemos visto a los mismos brincar de San Lázaro al senado y de vuelta una y otra vez? ¿Se atreverán a poner la reelección en mano de los electores ciudadanos en lugar de en manos de los propios partidos? Lo dudo.