El tema de hoy se llama "el presupuesto". En estas épocas del año es lo más común. Sin embargo esta vez tiene dos distintivos: el primero es que es el primer presupuesto del gobierno entrante y el segundo es la polémica con el presupuesto educativo para la educación superior, propiamente de la UNAM.
A la UNAM se le recortó presupuesto en esta ocasión, cuando por lo regular cada año recibe más recursos. No cabe duda que la institución ha avanzado mucho, sobretodo en lo que a los planes de posgrado se refiere. Sin embargo, sigue siendo una institución víctima de sus propias inercias internas.
La UNAM es una institución que presume su autonomía, esto es en todo lo que NO respecta a su financiamiento, porque en ese momento deja de ser autónoma para convertirse en un brazo más del enorme aparato burocrático mexicano. Cuando se habla del aspecto "gratuito" de la educación superior surgen voces por todos lados clamando que "es que es para que los pobres puedan acceder a la educación". Esto, retóricamente hablando, tiene todo el sentido del mundo. Sin embargo, si nos vamos a los hechos, no es así.
La mayoría de la población universitaria en el país pertenece a la clase media y de ahí "para arriba". En realidad son pocos los estudiantes de clase baja que se encuentran estudiando en las universidades públicas del país. Por otro lado, alguien que ya tiene estudios de preparatoria, puede acceder a algún empleo que le proporcione recursos para pagar algún tipo de cuota.
Es en la educación superior donde los pobres reciben menos de lo que aportan, sin embargo la retórica sigue siendo la misma: la protección a los más necesitados. De un artículo del Economista en el 2001 sobre un estudio titulado "La otra cara de la reforma fiscal":
Esto nos habla de la terrible injusticia que comete al destinar tantos recursos a la educación media superior y superior. Se destinan recursos a subsidiar a los ricos que bien pudieran ser utilizados en la educación básica, la cual tiene un nivel tan bajo que tildarla de mediocre sería hacerle un favor.
Lo justo sería que quienes puedan pagar una cuota más alta lo hagan (obviamente no sería de la cantidad de una escuela privada, ya que resultaría prohibitivo para muchas familias de clase media) y que a los que definitivamente no puedan pagar se les subsidie, pero a ellos, no a las universidades. Así podemos tener un gasto más justo y probablemente a un estudiantado que aprecie más su educación universitaria.
A la UNAM se le recortó presupuesto en esta ocasión, cuando por lo regular cada año recibe más recursos. No cabe duda que la institución ha avanzado mucho, sobretodo en lo que a los planes de posgrado se refiere. Sin embargo, sigue siendo una institución víctima de sus propias inercias internas.
La UNAM es una institución que presume su autonomía, esto es en todo lo que NO respecta a su financiamiento, porque en ese momento deja de ser autónoma para convertirse en un brazo más del enorme aparato burocrático mexicano. Cuando se habla del aspecto "gratuito" de la educación superior surgen voces por todos lados clamando que "es que es para que los pobres puedan acceder a la educación". Esto, retóricamente hablando, tiene todo el sentido del mundo. Sin embargo, si nos vamos a los hechos, no es así.
La mayoría de la población universitaria en el país pertenece a la clase media y de ahí "para arriba". En realidad son pocos los estudiantes de clase baja que se encuentran estudiando en las universidades públicas del país. Por otro lado, alguien que ya tiene estudios de preparatoria, puede acceder a algún empleo que le proporcione recursos para pagar algún tipo de cuota.
Es en la educación superior donde los pobres reciben menos de lo que aportan, sin embargo la retórica sigue siendo la misma: la protección a los más necesitados. De un artículo del Economista en el 2001 sobre un estudio titulado "La otra cara de la reforma fiscal":
Sin embargo, John Scott enfatizó que los subsidios públicos a la educación media-superior y superior se concentran, principalmente, en los deciles más ricos al recibir 45.8% y 72.7%, respectivamente. "El gasto social designado a la educación superior es el más regresivo y es que sólo 0.1% recibe el quintil más pobre, mientras que el quintil más rico recibe 35.1%", comentó.
Esto nos habla de la terrible injusticia que comete al destinar tantos recursos a la educación media superior y superior. Se destinan recursos a subsidiar a los ricos que bien pudieran ser utilizados en la educación básica, la cual tiene un nivel tan bajo que tildarla de mediocre sería hacerle un favor.
Lo justo sería que quienes puedan pagar una cuota más alta lo hagan (obviamente no sería de la cantidad de una escuela privada, ya que resultaría prohibitivo para muchas familias de clase media) y que a los que definitivamente no puedan pagar se les subsidie, pero a ellos, no a las universidades. Así podemos tener un gasto más justo y probablemente a un estudiantado que aprecie más su educación universitaria.